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VAMOS AL NIDO DE VULTUR EN DOÑIHUE

Viajar a una viña, no siempre es recorrer viñedos y bodega, también descansar
bajo la sombra y caminar por senderos de bosques nativos.
Vultur, en latín, significa cóndor andino, y es una de las aves más grandes del
planeta, de vuelo tranquilo, imponente. Vultur es el nombre que Alejandra Toro y
Daniel Miranda eligieron para su proyecto de vinos elaborados a escala humana,
hace más de 10 años atrás. Entonces, esta genial pareja de agrónomos enólogos
chilena, comenzaron a soñar un lugar en los pies de los Andes donde formar una
familia y tener su nido. En plena pandemia dieron con el lugar que hoy no solo
cobija su casa y sus dos hijos, también su bodega de guarda y precioso hospedaje
para visitas.
Esta es una invitación a conocer sus vinos y también este nuevo espacio de Vultur
en medio del bosque nativo del valle central, en Doñihue, Cachapoal. Lejos, cierto,
de los viñedos donde compran las uvas para elaborar sus vinos, pero no por eso
en la visita dejarán de respirar y beber sus vinos.
Llegar hasta allá ya es un paseo en medio del campo chileno. De seguro verán
algún huaso a caballo y las chacras cultivadas; al final del camino, en medio del
bosque esclerófilo, dos modernas estructuras se funden con el paisaje. Abajo, a lo
lejos, el valle; al fondo la cordillera de los Andes.
En una de las casas recién terminadas, viven los Toro-Miranda, en la otra, de dos
pisos, está la bodega de barricas y sobre ésta un espacio abierto, tipo loft, con
cocina americana, donde reina la mirada del cóndor desde una gran fotografía en
la pared. Al final del pasillo, una habitación soñada, luminosa con vista al infinito.
Más arriba, la terraza donde comienza la degustación. Pero antes, un paseo al
bosque; ni muy largo ni muy corto, lo suficientemente para despertar la sed.
Ya de vuelta, bajo la sombra, si es que no se ha abierto el apetito, empezará la
degustación con el vino blanco de la casa, luego los tintos ligeros. El primero es
Globo Sauvignon Blanc de Casablanca, sin filtrar, como todos los vinos de Vultur.
Fermentado y guardado en barricas de madera, rompe los esquemas de un típico
Sauvignon. Más voluptuoso en boca que filoso; sin perder gota de acidez llena el
paladar y hace salivar. En nariz, nos recuerda al puerro asado y notas de lima y
limón. Tras él llega el primer maridaje. Sorpresa.
El siguiente vino será el Carignan Toromiro de las Pataguas, Valle de Colchagua.
Un tinto ligero lleno de fruta roja, vibrante, muy fácil de beber. Peligrosamente
fácil. Después, en la misma línea, ya con algo de paso en madera, que le aporta
notas especiadas dulces,el Carmenére Globo de Lolol.
Para acompañar el plato fuerte, los tintos más gruesos de la casa. Como Vultur
Petit Sirah y los Globo Petit Verdot y Blend. Tintos que desborda frutas negras,
maduras, muy sabrosos. Potente sí, pero de taninos amables. Para beber hoy o

guardar, si se tientan. Lo que de seguro va a pasar. Y si quieren quedarse por más
días en este nido de tranquilidad, buenas noticias: es posible. Ya está en Airbnd
https://www.airbnb.cl/ y con piscina lista para recibirlos para un buen chapuzón.