Las Viñas Maqui y Calcú tienen, aunque poco se sepa, muchos puntos en común. Primero, sus dueños, la familia Hurtado, quienes compraran la antigua Viña Maquis en el año 1916. Luego, también comparten su origen, en el Valle de Colchagua. Finalmente, sus etiquetas, están empapadas de arte inspirado en la cultura mapuche.
Si bien la familia Hurtado compró la Viña Maquis a inicio del siglo pasado, su historia es mucho más antigua. Tanto como el Siglo XVIII, época en sus viñedos entre los días, pertenecían a la congregación Jesuita, Compañía de Jesús. Más tarde, durante el siglo XIX estuvo en manos de dos ex Presidentes de Chile: Federico Errázuriz Zañartu (presidente entre 1871 y 1876) y su hijo, Federico Errázuriz Echaurren (presidente entre 1896 y 1901). Como era la costumbre de aquella época, sendos presidentes organizaron reuniones de gabinete en su valle, y construyeron hermosos puentes de calicanto en sus predios, para que sus ministros pudieran llegar al sector. Actualmente estos puentes forman parte del patrimonio cultural e histórico de la zona y son parte del recorrido que se puede realizar al visitar la bodega.
Cuando el equipo de Viña Maquis se enfrentó a embotellar sus vinos con miras al nuevo siglo, eligieron ilustrar sus etiquetas con el magnífico trabajo orfebre del pueblo mapuche. Ellos derretían monedas de plata coloniales que utilizaban como materia prima para crear piezas de arte muy relacionadas a la naturaleza. Es así como en Franco, el Cabernet Franc ícono de la bodega, destaca la pipa de plata en forma de rueda, llamada Quitra Chüngküll.
Para Fotem, el Carmenére icono, se eligió la pipa de plata en forma de flor con siete pétalos, llamada Quitra Rayen. Esta preciosa pipa representa a la flor del canelo, el árbol más sagrado dentro de la cultura mapuche. Un símbolo de paz y parte de toda su identidad. Esto es importante porque representa los siete pasos que debe seguir una Machi – autoridad religiosa femenina – para alcanzar la máxima sabiduría del cosmos.
La mezcla tinta Lien, en tanto, se embellece con el broche de plata en forma de Lagartija, llamado Tupu Fillcun. Recordemos que el Tupu o broche es una de las piezas de joyería más antigua en la cultura mapuche. Es una pieza muy funcional y decorativa que permite unir mantas o joyas a las distintas vestimentas. Además, su imagen, una lagartija invoca algunos de los planes más grandes de la naturaleza, tales como la conquista entre un hombre y una mujer.
Viña Calcú, en tanto, es un proyecto mucho más joven, creado recién el año 2000, cuando la familia Hurtado adquiere el campo Ramadilla, ubicado en el secano costero entre los pueblos de Marchigüe y La Estrella.
Para darle su propia identidad a Calcú, la familia Hurtado (ahora liderada por Ricardo Rivaneira Hurtado) eligió al artista chileno Salvador Amenábar (1973). Amenábar tomó este desafío dando vida, en la técnica de la acuarela, al toro que representa la viña. Su imagen fue inspirada en pinturas hechas con vino. Para Fotem (hijo en mapudungun), el Carmenére icono de la marca, la figura del toro se destaca con una hermosa folia dorada.
Para su ícono Futa (grande o magnífico en mapudungún) Amenábar eligió la cabra. Esta imagen fue inspirada en el ganado que habitaba los pobres suelos de Marchigüe. Futa es elaborado con la cepa Cabernet Sauvignon, de la mando del destacado asesor francés Eric Boissenot,y representa la mayor expresión de calidad alcanzada por la familia Hurtado.