La historia de la etiqueta de Folly, su ángel anti ángel Betty y su brillante ilustrado inglés.
No hay acción de marketing de Viña Montes y su enólogo Aurelio Montes, que no llame a la admiración por su capacidad infinita de innovar, dando siempre un paso más allá antes que todos los demás. Y con razón, este ha sido su lema desde que el enólogo fundara en 1987 la bodega que aún dirige, de la mano de tres amigos apasionados por el vino tanto como él: Douglas Murray, el comercial por todos querido que llevaría sus vinos alrededor del mundo; Alfredo Vidaurre, el inversionista que les diría que sí a todas sus locuras; y Pedro Grand, el único de los cuatro que entonces tenía bodega de vinos, y quien aportó la suya para poder partir el proyecto como suele decir el mismo Montes, se hizo con las patas y el buche.
Pero esta historia sobre Arte y Vino no se trata del ingenio de Aurelio Montes, el enólogo sin límites, sino del hombre que ilustró la etiqueta de una de sus más grandes locuras, y que además es su etiqueta más artística. Hablamos del brillante y rupturista, ilustrador Ralph Steadman, nacido en Wallasey, Inglaterra en 1936. No por nada, existe el dicho, Dios los crea y ellos se juntan.
La tarea que recibió en el año 2000 Steadman, fue ilustrar un nuevo vino de Viña Montes. Se trataba de un nuevo súper premium, nacido de un viñedo de Syrah plantado en las laderas más empinadas de la viña en Apalta, Valle de Colchagua. Lo que era considerado para su época (antes de entrar al siglo XXI) una verdadera tontería, de allí el nombre del vino Folly.
Steadman aceptó el reto y para vestirlo creó a un ángel anti ángel, de labios rojos y escotada figura, muy Sophia Loren además, aludiendo justamente al cuerpo voluptuoso del vino en su interior. Un ángel, para familia de ángeles de Viña Montes, que llamó Betty.
Quien además ilustraría el simpático y siempre prendido querubín del Rosé Cherub, y luego los Twins (ángeles mellizos que visten su etiqueta de mezcla más juvenil), acompañó a Betty en la etiqueta de Folly con una acuarela de paisaje surreal. Acuarela que recorre de lado a lado su botella estilo Ródano, origen de la cepa que lleva dentro. Una obra de arte que además es fantásticamente diferente con cada nueva añada. Formando así una galería única, que los coleccionistas de Folly, ahora ya convertido en todo un vino ícono de Colchagua, seguro sabrán exponer en sus hogares. Y que esperamos algún día, como no, poder disfrutar en un solo lugar, una gran galería, tal vez en los pies de las laderas de Apalta.
Sobre la larga carrera de ilustrador de Steadman, quien aún hoy está muy activo, podemos contarles que sus inicios profesionales fueron en una torre de control, debido a su pasión por los aeroplanos, de los cuales hacía bosquejos. Trabajo que pronto se dio cuenta que era demasiado aburrido para su creatividad.
Su carrera de ilustrador comenzó como caricaturista, la cual también pronto dejó de lado por las limitaciones creativas de los diarios para los cuales trabajó. El encargo que detonó su éxito fue la ilustración de una nueva edición del libro “Alicia en el país de las maravillas” de 1967, la cual dejó la anterior de 1960, como un simple cuento de niños. Más tarde, sería un encargo para la tienda Odbbins en 1987, para su catálogo de vinos, la que le involucraría con el mundo del vino y sus viñedos. De allí, a llamar la atención de los osados socios de Viña Montes habría un solo paso, ninguna tontería por cierto.
Quieren saber más del trabajo de Steadman, aquí. Pueden verlo en su propio sitio web aquí https://www.ralphsteadman.com/
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