La posibilidad de disfrutar el arte de grandes pintores en las etiquetas de los vinos no es tan antigua como podría parecer. Pensamos podría haber tenido su primera incursión gracias a el barón Philippe de Rothschild, heredero de unos de los castillos o Chateau de Burdeos, al sur este de Francia con más prestigio; a quien, en 1924, se le ocurrió embotellar toda la cosecha de los viñedos de su propiedad, antes de que la comercializaran los llamados Negociantes de Burdeos.
Su decisión fue revolucionaria para la época, pues ningún viñatero en la región vendía sus propia producción. Ello, permitió que las etiquetas de las botellas de vino adquirieran una nueva importancia y función nunca antes vista. Pues además de convertirse en marcas registradas, se convirtieron en garantía de calidad y origen.
Para cumplir con su idea, Rothschild encomendó al famoso cartelista francés Jean Carlu, diseñar la etiqueta de su añada 1924, la cual permanece como uno de los mayores ejemplos de influencia de estilo Cubista en el arte comercial.
Sin embargo, fue con la cosecha 1945, la del año de la “Victoria” cuando el joven Rothschild concibió una idea que sigue brillando hasta hoy en el mundo de las etiquetas de vino. Entonces, encargó a otro joven, el pintor Philippe Jullian, un diseño gráfico basado en el signo «V», el mismo que Winston Churchill hiciera famoso durante la Segunda Guerra Mundial.
A partir de entonces, cada año el Castillo Rothschild (de la rama Mouton) encarga a un famoso artista contemporáneo la creación de una obra original para ilustrar la etiqueta de su gran vino. Vino, por cierto, ascendido en 1973 de Segundo a Primer Grand Cru Classe de Burdeos. Otra gran jugada maestra, nunca antes lograda en la historia de la Clasificación creada por los Negociantes de Burdeos en 1855.
Además, bajo este acuerdo, cada artista es libre, siguiendo su propia inspiración, de interpretar los temas de la vid: el placer de beber o el símbolo del Carnero (Mouton). Mientras, por el lado del castillo tienen la misma libertad para rechazar una obra, si consideran que no cumple con sus lineamientos. El pago, se si lo habían preguntado, son varias cajas de vino Mouton, de dos añadas diferentes; una de ellas, por supuesto, al año asignado al artista.
Basados en este acuerdo, los más grandes artistas contemporáneos han dejado su huella y hecho historia, literalmente en los legendarios vinos de Mouton. Entre ellos, destaca por ejemplo, a Salvador Dalí en la etiqueta de 1959, Pablo Picasso en 1974, y una década antes, el Chileno Roberto Matta para la etiqueta de la cosecha 1963.
En el siguiente link pueden ver cada una de las etiquetas y su respectivo autor, entre ellas, una de las más curiosas, la del Príncipe Carlos de Inglaterra, quien pintara una acuarela, su especialidad, para la cosecha 2005.
http://www.theartistlabels.com/index.html